Los estribillos más cantados en los bailes fiestas cordobesas de la última parte del pasado siglo XX y comienzos del presente están marcados a fuego por el ritmo del glorioso tunga-tunga. La vida del cuartetazo comenzó en las polvaredas que levantaban las alpargatas gringas de los pueblos del interior ("vieja plaza Colón, en tus noches hermosas"), luego se extendió hacia otras provincias vecinas ("Abre, Abre tu paraguas, que comienza ya a llover"), para terminar revoloteando en los clubes barriales de esta cuidad ("que te come, que te come, que te come el lobizón), convirtiéndose en el ritual nocturno de la alegría ("sueeenan las sirenas, llegaron los bomberos") de los sectores sociales más humildes ("cortate el pelo, cabezón")antes de barrer con diferencias y hacer que todos se prendieran al trencito("y los pies bien juntos al suelo van haciendo chi-qui-chá"), y asumirse como bandera cordobesa hacia todo el país ("quien se ha tomado todo el vino oh-oh).